central eléctrica de carbón

El apoyo a los combustibles fósiles por parte de las naciones del G-20 alcanzó en 2021 el nivel más alto desde 2014

Un informe de BloombergNEF y Bloomberg Philanthropies revela que los países miembros del G-20 gastaron casi 700.000 M$ para apoyar a la energía del carbón, del petróleo, del gas y de los combustibles fósiles en 2021, un 16% más que el año anterior.

Los 19 países miembros del G-20 proporcionaron 639.000 M$ de apoyo a los combustibles fósiles en 2021, lo que ralentizó el progreso para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París, según un nuevo informe publicado por Bloomberg Philanthropies y BloombergNEF (BNEF). Esta importante suma distorsionó los precios, alentó el uso, potencialmente derrochador, y la producción de combustibles fósiles, y resultó en inversiones en equipos e infraestructura de una larga vida útil y con un alto nivel de emisiones.

El informe The Climate Policy Factbook evalúa el progreso realizado por cada nación del G-20 en tres áreas políticas concretas: 1) eliminación gradual del apoyo a los combustibles fósiles, 2) poner precio a las emisiones y 3) cumpliento de la divulgación sobre el riesgo climático. El informe tiene como objetivo aumentar la transparencia e informar sobre las prioridades políticas antes de la Cumbre del G-20 en Indonesia y la conferencia climática COP27 en Egipto, donde gran parte de la discusión se centrará en cómo cumplir las muchas promesas y objetivos anunciados en la COP26 en Glasgow hace un año.

La proporción del apoyo del G-20 a los combustibles fósiles asignada al carbón se está reduciendo lentamente: del 4,1% en 2016 al 2,9% en 2021. Sin embargo, el carbón aún atrajo un total de 20.000 M$ de apoyo gubernamental en 2021. Esto es sorprendente si tenemos en cuenta que gran parte del esfuerzo para eliminar gradualmente el apoyo a los combustibles fósiles se ha centrado en el carbón, incluidas las promesas anunciadas en las recientes cumbres del G-20 y la COP26.

Si bien las estimaciones para 2021 son provisionales, sugieren que el gasto en apoyo a los combustibles fósiles aumentó un 16%. Este aumento no se debió simplemente a la recuperación económica y al mayor consumo de energía, ya que el total de 2021 es un 5% más alto que el de 2016, un año en el que el consumo de energía fue aproximadamente igual. De hecho, el aumento de 2021 fue impulsado por un aumento del 16% en el apoyo a los productores de combustibles y a las empresas energéticas.

A nivel nacional, China puede haber representado la mayor parte (26%) del apoyo a los combustibles fósiles del G-20 en 2020 (el último año del que hay datos disponibles de este país). Pero está muy por debajo de otros miembros del G-20 en el apoyo per cápita: 111 $ en 2020 en comparación con, por ejemplo, Arabia Saudita (1.433 $), Argentina (734 $) y Canadá (512 $). Entre 2016 y 2020 el apoyo se redujo en un 12%, mientras que Canadá duplicó con creces el apoyo a los combustibles fósiles durante ese período. EE.UU. tiene el total per cápita más bajo del G-20 (34 $ en 2020), pero proporcionó un 57% más de subsidios a los combustibles fósiles en 2020 en relación con 2016.

Para liderar efectivamente la eliminación gradual del carbón y otros combustibles fósiles, los países del G-20 deben introducir un precio significativo para el carbono, de modo que las empresas y los consumidores paguen por sus emisiones de gases de efecto invernadero. En total, 12 países miembros del G-20 tienen precios de carbono a nivel nacional. Europa y Canadá siguen siendo líderes del G-20 en políticas sólidas de carbono. En particular, los precios están cerca o muy por encima del nivel necesario para limitar el calentamiento global a 2 °C por encima de los niveles preindustriales para finales de siglo. El Banco Mundial estima que este rango será de 40 a 80 $/t para 2020 y de 50 a 100 $/t para 2030. Los otros países del G-20 con esquemas nacionales tienen un precio promedio del carbono de 8 $/t, mientras que EE.UU., que cuenta con varios programas estatales, tiene un precio promedio de 9 $/t. La mayoría de estos programas son poco efectivos ya que cubren una porción muy pequeña de las emisiones nacionales u ofrecen concesiones que son demasiado generosas para los participantes.

La tercera área prioritaria es hacer cumplir la divulgación sobre el riesgo climático por parte de empresas e instituciones financieras. Los formuladores de políticas están expresando más fuerte que nunca su preocupación de que el cambio climático plantea riesgos importantes para la estabilidad financiera. Sin embargo, de los países del G-20, solo la UE y el Reino Unido han aprobado leyes o reglamentos para exigir la divulgación específica de los riesgos climáticos a nivel nacional para los inversores, mientras que EE.UU. ha emitido una propuesta para dar este paso. En cambio, la mayoría de los gobiernos del G-20 solo han ido tan lejos como para lanzar proyectos piloto y emitir documentos de orientación voluntarios. Estos pueden marcar un cambio en la retórica y ayudar a mejorar las capacidades de los participantes del mercado financiero sin ser demasiado perjudiciales para las prácticas actuales del mercado. Pero este tipo de enfoque voluntario permite que las instituciones retrasen la acción.

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